La iniciativa de los cien economistas españoles para reactivar el mercado laboral en España cobra vigor en el inicio del año después de que la tasa de paro se sitúe alrededor del 18'3% en el último trimestre de 2009 según lo datos que maneja el Servicio de Estudios del BBVA en su último "Observatorio del Mercado Laboral".

En ese sentido, profesores de Economía de la Universitat de València como Rafael Domènech o Javier Andrés -que figuran en la nómina de los especialistas que han tomado la iniciativa- han insistido durante los últimos meses en la idea de que si las tasas del desempleo se sitúan alrededor del 20% "no habrá más remedio que aceptar la moderación salarial" como indica Javier Andrés.

La "Propuesta para la reactivación laboral en España" ha tenido su repercusión en diferentes actores sociales. "Los sindicatos la han saludado como una más del abaratamiento del despido" señaló el profesor del departamento de análisis económico de la Universitat de València. Andrés recordó que los autores del informe han hecho "propuestas bien fundamentadas" y que se trata de profesionales que "no son de la CEOE, ni economistas de derechas".

Respecto al modelo económico de la década que comienza, este grupo de economistas de la universidad tiene claro que el del ladrillo ya no sirve. "Hay que conseguir empleo creciendo menos y con menos deuda en el exterior. La disponibilidad del crédito y tipos de interés bajos no se van a repetir. Alemania con el 1% crea empleo y España ha necesitado crecer al 3% para generar ocupación en los últimos tiempos. La vivienda debe tener menos peso y con menores beneficios de los generados hasta ahora". Por eso, el patrón de producción de los alemanes se suele convertir en el espejo de muchos analistas. "En mi opinión hay que invertir más en industria y no producir más viviendas que favorecen el mercado de alquiler" arguyó Andrés.

Convenios

En el caso de España, los economistas que han firmado el documento recuerdan que reformar el mercado de trabajo, con un contrato único, también puede ir refrendado con una mejora en las prestaciones sociales y con la modernización de la negociación colectiva.

Precisamente en referencia a las estructuras de los convenios estos siguen dificultando -según los especialistas- la adaptación de las necesidades de producción de cada momento. Esa flexibilidad supondría que los salarios se vinculen al nivel de actividad.