La dimisión de Rodrigo Rato abre un nuevo escenario en la ejecución del protocolo de intenciones urbanísticas acordado entre Bankia y el Valencia, por el cual la entidad financiera se quedaba con el viejo Mestalla para saldar la deuda bancaria de 243 millones y asimismo se encargaba de financiar la finalización de las obras del nuevo Mestalla —paradas desde febrero de 2009 y estimadas en 140 millones—, en un plazo no superior a los dos años. El Valencia dio a conocer el pacto con Bankia el 12 de diciembre del año pasado. En aquel momento se afirmó que la puesta en escena del acuerdo, con la presencia de Rodrigo Rato en Valencia, no se demoraría más allá de dos meses y las obras comenzarían en septiembre. Casi cinco meses después, ninguno de los dos acontecimientos ha tenido lugar todavía. La entidad ya afirmó que, si de momento no había informado de los detalles de la operación a accionistas y aficionados era «por no dar una información inexacta de unos acuerdos que ya están protocolarizados hasta que no estén completamente determinados». Superado ese trámite, remarcaban, «se darían todos los detalles, con luz y taquígrafos».

Para el Valencia, el vuelco directivo sufrido en Bankia no cambia la situación. La operación, recuerda el club, ya ha sido aprobada por el consejo de Bankia y, teóricamente, sería ajena tanto a la dimisión de Rato como a una posible revisión por parte de la nueva junta directiva. El Valencia ha defendido la importancia de un acuerdo que ha calificado como «histórico», en un contexto económico adverso, en la Comunitat Valenciana y concretamente en el sector de la construcción. Según el club presidido por Manuel Llorente, las obras se retomarán sin problemas en septiembre. v. chilet valencia