Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista

Juan Vicente Martínez Luciano: "La escena debe ser consciente de que el cambio no va más rápido porque no se puede"

El exdirector de Teatres no ansía regresar al cargo y prefiere estar al frente del festival de Sagunt para ceñirse a lo artístico y olvidar la gestión

Juan Vicente Martínez Luciano: "La escena debe ser consciente de que el cambio no va más rápido porque no se puede"

­Entre clases y reuniones de tutoría, el profesor de Filología Inglesa, traductor teatral y fundador de la compañía Dramaturgia 2000 guarda unos minutos para hablar de teatro y de su nuevo trabajo, dar un rumbo a Sagunt a Escena, once años después de que fuera destituido como director de Teatres de la Generalitat por alinearse con el sector frente a Cultura.

¿Por qué acepta volver a la escena pública?

Porque me hace mucha ilusión volver a contribuir a que la escena valenciana recupere el lugar que se merece. Sagunt a Esccena puede ser un elemento más de normalización.

¿El festival de ahora es muy diferente al que dejó en 2005?

Es diferente porque había un director artístico, porque un festival ha de tener una persona dedicada en cuerpo y alma a él para tener una singularidad. Si yo propuse hace 12 años que se hiciera así, cómo no iba a aceptar ahora.

¿El nombramiento le resarce de su destitución hace 11 años?

Siempre me he sentido resarcido, porque todos los profesionales siempre me han expresado su cariño y respeto. Volver me da una tranquilidad enorme porque mi responsabilidad ahora se ciñe a lo artístico.

¿Qué festival le gusta?

Recuerdo con grato cariño la primera etapa con Rodolf Sirera y Juanvi Cubedo, y la posterior con Tordera, porque había un interés por dotar de personalidad al festival. Después se puso de moda el eclecticismo, que no es una mala idea, porque el público en julio y agosto es muy heterogénero, pero se puede dotar de cartacterísticas que lo singularicen.

¿Ha de ser un «Mérida 2»?

No. Ha de ser un Sagunt a Escena 1. Y lo que puede hacer es buscar posibilidades en el Mediterráneo, el eje extraordinario en el que estamos, con el Grec de Barcelona, Temporada Alta de Girona y el festival en el castillo de Santa Bárbara de Alicante que Paco Sanguino intenta montar. Teniendo una unidad lingüística, hay una línea de colaboración muy interesante.

Han dicho que la edición de 2016 es de transición.

Este año se va a poder hacer poco, porque estamos en febrero. Lo vamos a intentar por todos los medios, pero va a ser difícil tener una producción propia. Los presupuestos están también aprobados y el de Sagunt a Escena no es ni muchos menos el que el festival merece. Con todo, podemos empezar a pensar en las características que lo hagan diferente.

Habla como si pensara en un proyecto de varios años. El contrato es por esta edición...

Yo no puedo trabajar pensando en que el 30 de agosto se acabará el festival y diré adiós. Para eso no empezaría. Si luego no soy yo la persona elegida no tendré ningún problema, pero creo que puedo empezar a pensar en las futuras ediciones.

¿No se plantea volver a ser el titular de Teatres, se llame como se llame?

No, porque me han puesto la perita en dulce de la dirección artística. Hay otros muy capacitados para ocuparse de la gestión.

¿Se plantea resucitar Las Naves de Sagunt?

Heredé en 2004 el proyecto de Ciudad del Teatro y nunca estuvo claro lo que se quería hacer con ese edificio. Creo que sigue habiendo un problema de propiedad. Se te pueden ocurrir mil cosas allí, pero uno es consciente de que la economía no permite plantearse en este momento la recuperación de aquel espacio.

Se ha hablado de un festival más extenso, pero la línea que han esbozado no difiere de la de los últimos años, ¿no?

El teatro grecolatino ha funcionado, pero sus temas también han sido tratados por otros autores. Me explico: las Fedra de Espriu o Unamuno. Y que no sea solo exhibición teatral y solo en el Teatro Romano. El Off Romà tiene muchas posibilidades y otras actividades relacionadas con el tema de cada año con un cuño universitario y pedagógico.

¿No ve cierta decepción en el mundo valenciano de la escena porque no percibe el cambio que esperaba?

La cuestión es con qué rápidez se pueden hacer cosas. He estado en la gestión y sé que las cosas son muy lentas. Además, el proceso de desconexión de la persona que regía ha sido muy traumático. Eso ha afectado y la profesión debería ser consciente de esto y de que poco a poco las cosas están empezando a cambiar.

¿De qué manera?

Ver compañías valencianas y producciones en el Principal y del Rialto, y que Sagunt a Escena vaya a tener con toda seguridad una representación importantísima de la profesión valenciana, si fuera posible con producción propia, debería dar la pista de que no se va más rápido porque no se puede. Si no, se iría.

¿Ha vivido con dolor estos 11 años de separación del teatro público?

No por mi parte. Tenía mi compañía, con la que he matado el gusanillo, y he trabajado bastante en Madrid. Pero sí que me dolía cuando te decía gente que no tenía interlocutor ni a quien presentar un proyecto, porque hay gente muy valiosa que no ha podido hacer su trabajo.

¿Algún ejemplo?

Miremos la lista de los nominados a los premios Max de este año. Hay gente reconocida en todo el Estado y que en el teatro público valenciano no ha podido hacer su trabajo. Gente que en otros sitios te comentan lo bien que lo hacen y que no han podido demostrarlo en los teatros públicos de aquí.

¿Pero todo está tan mal como lamentan actores y compañías?

No, pero hay que empezar a normalizar ciertas situaciones. Otro ejemplo son las salas alternativas, con un trabajo encomiable, pero los espectáculos duran tres días.

Para algunos, su puesto debería haber salido a concurso público, como otros.

Los concursos los veo bien para ciertas cosas, pero una dirección artística es la confianza en una persona para una función muy concreta. Y la gran ventaja es que, si me equivoco, el 30 de septiembre pueden no contar conmigo.

Compartir el artículo

stats