Crear empleo con el cambio de armario

Cáritas cuenta con empresas de inserción que ya han generado 1.400 puestos de trabajo con el reciclaje de ropa

Una de las tres plantas de reciclaje textil de Cáritas está en València y por ella pasan cada año 3 millones de kilos

La ropa que se recoge en parroquias y contenedores se recicla para vender en tiendas, hacer rellenos para la construcción o generar hilo según el estado en el que se encuentre

Trabajadoras de Koopera, la central de reciclaje de Cáritas en Riba-roja.

Trabajadoras de Koopera, la central de reciclaje de Cáritas en Riba-roja. / Daniel Tortajada

Mónica Ros

Mónica Ros

Con cada cambio de armario una persona vulnerable puede encontrar empleo. El germen de Moda RE, el buque insignia de la economía social, circular y solidaria de Cáritas, es ese gesto de siempre de llevar la ropa que ya no se usa a la parroquia. La entidad no ha parado de crecer, de reinventarse y de modernizarse hasta convertirse en una cooperativa sin ánimo de lucro y orientada al empleo inclusivo. Así hay 48 empresas de inserción laboral en toda España. La de València se llama Arropa ya yer fue la anfitriona de una presnetación a nivel nacional para mostrar cómo trabajan y cuál es el itineario de esa camiseta que uno desecha cuando llega el cambio de armario y sabe que por uno u otro motivo no se va a volver a poner.

En la Comunitat Valenciana, Cáritas cuenta con 537 contenedores de ropa (presentes en 130 ayuntamientos) que recogen 3 millones de kilos al año. Se calcula que un kilo son 4 prendas de vestir. Además, las 426 Cáritas parroquiles también recogen ropa. Todo ese material se traslada hasta la planta de reciclaje textil que Cáritas tiene en Riba-roja, donde se tratan 700 kilos de ropa cada día. En función de la calidad y del estado en el que se encuentre esa ropa tendrá uno u otro destino. El 68% de la ropa que llega a la planta tendrá una segunda vida. O bien en cualquier de las tiendas de segunda mano propias de Cáritas (entre el 15 y el 18%) o en tiendas o proveedores de otros países. El resto de prendas que se encuentran en un estado que no permite su venta se reciclan con dos usos: o material de relleno y aislante para la construcción o para hacer hilo. Para ello es necesario saber la composición de cada prenda, algo que también permite la tecnología. Para todo este proceso -desde que una prenda se deposita en un contenedor de ropa usada hasta que se recicla- se necesitan trabajadores y a ese empelo es al que se destinan los beneficso de una empres sin ánimo de lucro que reconoce que hasta lo inservible "se quema" pero que hasta esa energía "se aprovecha".

Koopera, base de reciclaje textil de Cáritas , en Riba-roja.

Koopera, base de reciclaje textil de Cáritas , en Riba-roja. / Daniel Tortajada

Tarik Benzari tiene 62 años y es de los trabajadores más mayores de la planta de reciclaje textil de Riba-roja. Los educadores sociales que allí se encuentran recalcan la excepcionalidad de su caso, un hombre cercano a la jubilación que ha visto en este trabajo su tabla de salvación tras pasar por una situación extrema, de calle. Gracias a ese trabajo puede pagar un alquiler y gracias a Cáritas ha podido encontrar un empleo. Él, que es artista, ha vuelto a sentir ganas de pintar y les prepara una obra. "Me han salvado la vida", explica. A nivel estatal el proyecto ha generado 1.400 puesto de trabajo y el 55% se reservan a personas como Tarik, personas que necesitan una inserción social.

Tarik Benzari, en la planta de reciclaje.

Tarik Benzari, en la planta de reciclaje. / Daniel Tortajada

Las prendas que mejor están se venden en las tiendas de segunda mano que tiene Cáritas. Cualquier usuario puede encontrar allí una prenda a la que dar otra vida por un módico precio. Además, las personas usuarias de Cáritas pueden adquirir ropa mediante unos vales que les entregan en la entidad para que pueda elegir en igualdad de condiciones sin gastar ni un céntimo de euro. Comprar en tienda, elegir y probar, sin dinero de por medio.

Ayer, Ana Heras, coordinadora del equipo de Economía Solidaria de Cáritas Española, Manuel León, gerente de Moda RE y Aurora Aranda, directora de Cáritas Valencia, presentaron un proyecto que arrancó en 2020 y no para de crecer para evitar que la ropa acabe en vertederos y hacer un mundo más sostenible que, además, fomente el empleo de quienes quieren trabajar de forma digna y no encuentran quien les emplee.