El president de la Generalitat, Ximo Puig, ha mantenido conversaciones en los últimos días con los mandatarios de las comunidades vecinas para ponerse de acuerdo a la hora de reducir la movilidad durante la Semana Santa. La posición es común y tiene un destinatario implícito: el Gobierno de la Comunidad de Madrid, que es el único que se mantiene abiertamente en contra de abrir fronteras en el próximo periodo vacacional.

Frente a ello, la Generalitat intenta blindar el territorio valenciano. En este sentido, Puig ha compartido con las comunidades vecinas mantener los cierres perimetrales hasta Semana Santa.

Puig habló el pasado lunes con el presidente en funciones de Cataluña, Pere Aragonès. Según fuentes de Presidencia, la sintonía fue total de cara a mantener una movilidad muy reducida, restringida al interior de cada autonomía. Ese mismo día conversó con su homólogo manchego, el socialista Emiliano García-Page. En la misma línea.

En las últimas horas completó la ronda con los mandatarios de Baleares, Aragón y, por último, Murcia. Y lo mismo: criterios compartidos.

«Todos queremos una posición común desde la máxima prudencia. Todos entendemos que estamos cerca de superar la pandemia y no podemos dar pasos atrás ahora», afirmó Puig ayer tras un acto oficial en Llíria. «Nos gustaría una posición única en España sobre una Semana Santa contenida», remató.

Según fuentes de la Generalitat, la armonía ha sido total con el resto de responsables autonómicos, pese a proceder de diferentes partidos. Por ello, hablaban de frente compartido. El presidente murciano, Fernando López Miras, es del PP, y Aragonès es de ERC. Page, Javier Lambán (Aragón) y Francina Armengol (Baleares) representan al PSOE, como Puig.

Page y López Miras coincidían ayer con Puig en la urgencia de lanzar «un mensaje único» y limitar la movilidad en Semana Santa. Fuentes del Gobierno aragonés eran más cautas a la hora de hablar de pacto (no existe un documento formal), si bien confirmaban una posición compartida.

El frente común de estas seis autonomías supone así lanzar un mensaje en España sobre la necesidad de frenar la movilidad lo máximo posible en las vacaciones de Semana Santa.

«Hemos de pensar en una Pascua con desplazamientos solo dentro de la Comunitat Valenciana y con toda la prudencia, porque aún hay problemas. El virus sigue aquí», señaló Puig.

A efectos prácticos, la posición común significa además establecer un doble control a los posibles desplazamientos desde Madrid, cuyo gobierno insiste en la idea de abrir fronteras y relajar restricciones en el próximo periodo vacacional. Así, los habitantes de Madrid se podrían encontrar con dos controles de carreteras antes de llegar a la C. Valenciana: en los límites de esta y también en los de alguna comunidad vecina.

El territorio que preside Isabel Díaz Ayuso (PP) es en este momento el que presenta una mayor incidencia acumulada en España, si bien las restricciones son menores que en el resto de España.

«Es positivo que los ciudadanos [de Madrid] puedan ir a su segunda vivienda o turistas venir a Madrid a mover la maltrecha economía, siempre que se cumplan las normas», dijo ayer Díaz Ayuso. «A priori, no soy partidaria de cerrar Madrid. Abrir o cerrar una comunidad a estas alturas no provoca más olas», agregó.

«Cuando tú ves que todos los coches van en una dirección y hay uno que va en otra, parece que no se equivocarán los que van en la correcta», le respondió Puig.