El bochorno se ha convertido en el protagonista indiscutible de las madrugadas en el litoral de la Comunitat Valenciana. Por cuarta jornada consecutiva, las altas temperaturas que la segunda ola de calor del mes de agosto arrastra por las mañanas apenas se reducen cuando el sol se esconde. Desde la tarde del pasado sábado, el mercurio se ha mantenido por encima de los 23 grados en la mayoría de los puntos costeros bien entrada la madrugada, cuando la temperatura suele ser más suave. Sin embargo, el intenso calor, sumado al alto nivel de humedad, ha dado lugar a cuatro noches tropicales en las que a más de uno le ha costado conciliar el sueño.

Jorge Olcina, catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante, advierte que «cerca del mar, donde la humedad relativa se halla entre el 80% y el 90%, la oleada de aire sahariano está provocando que tengamos el fenómeno conocido como noches tropicales». Una circunstancia que, según Olcina, perdurará hasta mañana, cuando la ola de calor empiece a perder fuerza. Hasta entonces, «el mar Mediterráneo continúa calentándose y eso le hace tener prácticamente las características de un mar tropical, potencialmente inestable», señala el experto. Este fenómeno puede conllevar que si confluyen próximamente los factores meteorológicos necesarios, «pueda darse un periodo de gota fría cuando las temperaturas comiencen a descender».

La irritabilidad de los niños

Mientras tanto, los 23 grados de mínima registrados durante las últimas madrugadas impiden que muchos descansen con facilidad. Un problema que para la psicóloga Marga Mondoño, repercute en los ámbitos físico y psicológico de la persona. «La falta de sueño afecta directamente a las funciones cognitivas, es decir, a la atención y la concentración, a la vez que también sale perjudicado el apartado emocional, puesto que la sensación de cansancio reduce las fuerzas con las que afrontar el día a día». Además, resalta que en el caso de los niños, no dormir bien por las noches puede transformarse en una fuerte estado de irritabilidad durante el día. Para evitar que la falta de reposo desemboque en síntomas de fatiga y ansiedad o en problemas nerviosos, esta psicóloga recomienda no abusar de las siestas, que «no deben superar los 30 minutos de duración para que luego no perjudiquen al descanso nocturno». Por otra parte, Mondoño aconseja mantener los hábitos para el descanso de todo el año y no acostarse nada más cenar.