Europa ha «tomado nota» de 22 tramos de playas valencianas que han incumplido parcialmente en 2011 los parámetros de calidad en el agua fijados por las directivas comunitarias. Sin embargo, la Agencia Europea del Medio Ambiente (AEMA) solo califica con «mala calidad» a las playas del Barrio de Pescadores del Puig y la playa de Motilla en Sueca, donde la persistente contaminación provocó en el pasado reciente numerosas sanciones contra el Reino de España.

De los 233 puntos de control establecidos en el litoral y las playas interiores —tres, en total— un elevado porcentaje —aproximadamente un 70 %— han recibido el calificativo de «excelentes» por la calidad de sus aguas, aunque otro 20 % queda dentro de las que solo cumplen —nueve en total— y las trece que se ajustan a los parámetros exigidos por las directivas europeas y tienen por tanto una «buena» calidad.

La UE publica un informe anual sobre la calidad de las aguas de baño, basado en los informes que los Estados miembros deben presentar antes de que finalice el año precedente y que se basan en las muestras analizadas durante la temporada de baño.

Las muestras son analizadas en laboratorios para determinar los niveles de determinados tipos de bacterias, como los enterococos intestinales y la bacteria Escherichia coli, que pueden ser indicio de contaminación, «sobre todo procedente del alcantarillado o de los residuos ganaderos», subrayan fuentes europeas.

Las zonas se clasifican con arreglo a los criterios siguientes: las que cumplen unos valores obligatorios (calidad «buena» y «suficiente»), las que cumplen las directrices más estrictas («excelente») y las que no cumplen las normas.

Los resultados de las analíticas realizadas impiden que las zonas de baño identificadas por la Comisión Europea obtengan la Bandera Azul pese a que en algún caso cumplen en otros parámetros como el de la accesibilidad, servicios, etc.

Por otra parte, y tal como explican las autoridades españolas en los informes remitidos a Europa, en algunos casos se trata de contaminaciones «puntuales» cuya duración es de apenas 24 horas y que se prolonga en otros casos durante una semana. En otros casos, la zona de baño con problemas es solo una parte de la playa con Bandera Azul, por lo que sus deficiencias no son suficientes para descalificar toda la playa en la siguiente campaña.

Playas de montaña

Respecto a las playas interiores, los controles afectan a las zonas de Baño del río Algar en Callosa d’ en Sarriá, el río Anna en Anna y la de Montanejos en el río Mijares. La de Anna dispone de una calificación «buena» mientras que en Montanejos y Callosa tan sólo es «suficiente».

Controles para todos los gustos

La proliferación de controles y certificaciones sobre la calidad de las playas podría acabar por confundir al ciudadano, explican los expertos europeos, que confían en el autocontrol de cada Estado miembro sobre la calidad de las aguas. Sin embargo, las playas son un recurso económico de primer orden que mueve a los municipios costeros a «pelear» por una buena clasificación. La actual directiva del agua de baño data de 2006, aunque en España se realizan controles sanitarios sobre el agua desde hace 20 años «para proteger la salud de los ciudadanos». Estos controles, que sólo indican la calidad del agua en dos parámetros biológicos: «Enterococo intestinal» y «Escherichia coli», se confrontan con los de años anteriores antes de dar la calificación de «mala», «buena», «suficiente» o «excelente».

Una vez certificada la calidad del agua por este método—condición indispensable para optar a la Bandera Azul—, la Fundación Europea de Calidad Ambiental evalúa otros criterios como la accesibilidad a las playas, instalaciones, etc. para otorgar o negar la codiciada enseña, Si falla, siempre queda la bandera «Q» que otorga el Instituto para la Calidad Turística Española de la Secretaría Española de Turismo y que mantiene también un elevado nivel de exigencia. j. s. valencia