El pequeño municipio de La Barraca d'Aigües Vives sufrió el sábado por la tarde la fuerza de un pequeño tornado que dejó una vecina herida y desperfectos en varios edificios. Si bien en esta localidad es donde más se dejó sentir, también afectó a Rafelguaraf, puesto que recorrió más de 20 kilómetros.

Fue poco después de las 17 horas de la tarde cuando los vecinos de La Barraca sufrieron este inédito fenómeno atmosférico que duró unos cinco minutos. Rafa Piera, gerente del restaurante Barraca Park, señalaba que tras la lluvia comenzó el fuerte viento que hizo que "los coches que pasaban en ese momento frente a nuestro local se tuvieran que parar".

Según Piera, además el tornado sacó a otro coche de la vía antes de llegar al municipio y otro acabó volcado en una rotonda cercana. "Yo tengo 62 años y no había visto un viento así en mi vida", comentaba. Esa fuerza del viento fue la que hizo que Rosa Fuster, una conocida vecina, acabara por los suelos.

Rosa, de 79 años, explicaba a Levante-EMV en su casa cómo fue el tremendo susto por el cual acabó en el hospital de Alzira. El golpe fue tal que ayer llevaba toda la parte izquierda de su rostro amoratado prácticamente en su totalidad, inflamado y con pequeñas heridas.

Esta vecina salió de casa para pedir hora en la peluquería y entonces se vio sorprendida por el azote del viento. Acabó en el suelo y el viento la llevó arrastrando. "Yo me intentaba coger al suelo, pero no tenía fuerzas y el viento me arrastró por la calle. Pensaba que iba acabar en el barranco", decía Rosa. "Un vecino me vio y fue quien llamó a la policía y a la ambulancia". Los servicios de atención sanitaria le trasladaron hasta el hospital de Alzira, donde los médicos le hicieron placas para descartar lesiones en el cráneo. Finalmente la cosa quedó en un enorme hematoma, las gafas rotas y un gran susto.

Árboles derribados

En otro de los establecimientos del municipio, el Bar Hostal, Agustín Mínguez relataba cómo había vivido esta visita inesperada. "No pasó nada porque primero llovió y la gente se refugió del agua". Recordaba que estaba en el citado local viendo una partida de cartas. "Empezó a llover y luego hizo un viento que yo no había visto antes en mi vida". "El aire estampó de un golpe contra la pared todas las mesas, sillas y sombrillas que había en la terraza interior", apuntaba. "También en la puerta del bar había un tonel de vino a modo de mesa y unas sillas que recogimos a más de diez metros de donde estaban".

En el municipio se podía ver los desperfectos que provocó el viento. Arrancó un letrero luminoso de la fachada de la farmacia, de la cual también quitó varias tejas. También destrozó parte del tejado de la antigua estación, ahora centro de reunión de los vecinos.

Asimismo, arrancó un ciprés de un metro de diámetro que tuvieron que retirar los bomberos y tiró abajo un muro de bloques de hormigón de una parcela. A pocos kilómetros, en la carretera entre La Barraca y Tavernes de la Valldigna, dejó un enorme pino quebrado sobre el muro de un huerto.

En el pequeño pueblo de La Barraca no se hablaba ayer de otra cosa. Todos aseguraban que había sido una situación nunca vista antes por la zona.