El expresident de la Generalitat Francisco Camps ha logrado hoy dos golpes de efecto ante el jurado que debe decidir si es culpable o inocente de cohecho pasivo por recibir regalos de la trama Gürtel.

El primero ha llegado de la mano de su abogado, Javier Boix, el único en el estrado capaz de interpretar que un jurado está compuesto por ciudadanos corrientes y no por juristas, dirigiéndose a ellos con un lenguaje coloquial y reduciendo en su discurso la importancia de este proceso.

El segundo es virtud del propio Camps, quien recordaba en su declaración que el magistrado presidente del jurado, que no interviene en el veredicto pero sí dicta la pena en sentencia, trabajó en el gabinete de la Presidencia de la Generalitat durante el Gobierno autonómico del socialista Joan Lerma.

A diferencia de las dos representantes del Ministerio Fiscal, que en su exposición inicial han reducido los hechos a sus principios legales (si recibió regalos es delito, porque lo dice el Código Penal), Boix ha minimizado la importancia de este juicio, que ha calificado de absurdo reiteradamente.

Posteriormente, en el interrogatorio, las dos fiscales han obviado la prueba documental, en la que constan cheques firmados por los cabecillas de la trama Gürtel que supuestamente sirvieron para pagar las prendas adquiridas por Camps, y a los que sí ha hecho referencia el letrado de la acusación popular, Virgilio Latorre.

No obstante, su intervención se ha visto lastrada por la negativa del acusado a contestar a sus preguntas, lo que ha enredado durante horas al jurado en un análisis de los documentos del sumario y en la escucha de unas preguntas que no iban a ser contestadas.

Como colofón, Boix le ha preguntado a Camps por el funcionamiento de la Administración Pública y el proceso de adjudicación de contratos, y en ese momento el acusado ha metido al juez en escena.

La Presidencia de la Generalitat sólo es un órgano de gestión que no tiene capacidad para intervenir en los procesos de adjudicación pública, "y Juan Climent, que trabajó en este gabinete durante el Gobierno de Joan Lerma, es un testigo de excepción, porque sabe que no tenemos capacidad para adjudicar", ha dicho Camps.

"Siempre he sido honesto y honrado. La persona que nos preside -el magistrado Juan Climent- formaba parte del Gobierno en el que se elaboraron estas normas, y el sistema no ha variado, por eso es increíble que se ponga en tela de juicio el sistema de la Administración", ha repetido. Climent, en una intervención inusual, le ha recordado que el sistema de contratación pública "ha variado mucho desde los años 80". Pero el golpe ya estaba dado.