No hace falta ser un nostálgico de la Valencia foral e independiente ni un nacionalista rebelde con el "justo derecho de conquista" sellado en 1707 para haber dicho en más de una ocasión que "quan el mal ve d'Almansa, a tots alcança", y que "de ponent, ni vent ni gent, ni casament". Almansa representa el mal en el imaginario colectivo de los valencianos al haber sido la tumba casual del proyecto de Jaume I en aquella batalla del 25 de abril de 1707. Ayer, la contienda se recreó por tercera vez en la localidad albaceteña en medio de un aguacero que hizo un poco más difícil -único consuelo para los nostálgicos- la victoria final de las tropas felipistas comandadas por el duque de Berwick. Pero, tras una hora y media larga de refriegas y disparos de pólvora entre los casi 500 actores de una decena de países que representaban a los contendientes, los austracistas capitularon.

El campo de batalla quedó hecho un barrizal y los soldados y caballos acabaron empapados. Nunca desde 1707 había costado tanto ganar en Almansa. Pero todos (la mayoría de espectadores incluidos, con los paraguas como arma) aguantaron hasta el final para no tolerar lo ocurrido en 2007, cuando una tromba de agua obligó a suspender el final de la escenificación y dejó en tablas la batalla.

La ciudad de Almansa (25.000 habitantes) ha convertido en un atractivo turístico este capítulo de su historia local. Desde el 16 de abril y hasta mañana día 25, decenas de actos revivirán aquella Guerra de Sucesión española. Los platos fuerte son las dos recreaciones de la batalla: la de ayer y la de hoy, prevista para las 13.00 horas junto al Paseo de las Huertas. Además, en dos campamentos históricos situados al lado del campo de batalla se muestra la vida cotidiana del siglo XVIII a través de sus bailes populares, la música barroca, la esgrima antigua, la moda y la danza de la época. También hay dos exposiciones en la Casa de la Cultura local sobre el vestuario histórico y las miniaturas históricas.

Todo ello, destaca el cerebro de la recreación, Herminio Gómez, persigue un objetivo: "Conseguir una inmersión integral en el tiempo y que se entienda el contexto internacional de la guerra, en el que las dinastías de los Borbones y los Habsburgo luchaban por una hegemonía casi mundial".

Visión romántica de la historia

Sin embargo, la cara local de la batalla resulta inevitable. Gómez, presidente de la Asociación Cultural 1707 que organiza (junto con el ayuntamiento) la recreación, muestra su comprensión hacia la demonización valenciana de Almansa. "Lo entendemos perfectamente, porque hubo un sufrimiento especial en ese momento de la historia. Pero también entendemos que es un dicho que no encierra un sentimiento real contra la población de Almansa. Con lo del mal y Almansa pasa como con lo de los chistes de Lepe: se ha convertido en un mito histórico con una base real, pero con una visión un poco romántica de la historia", afirma.

Y como no hay mal, ni aunque sea de Almansa, que por bien no venga, Gómez añade que el "mito" ha proporcionado a la ciudad "una repercusión que es de agradecer, aunque sea con un conocimiento sesgado, porque los los valencianos se acercan en masa cada año hasta aquí". Ahora bien: ya no tienen nada que rascar. Ni ayudados por la lluvia.