"Navegábamos hacia el sur cuando escuchamos un ruido fuerte, como de una explosión bajo el agua. Pero sólo pudimos ver el estallido de agua. Nada más. Variamos un poco el rumbo y entonces vimos a una ballena emerger del agua y dar un salto. Junto a ella nadaba otra ballena. La primera llegó a dar tres espectaculares saltos". Toni Martínez y Luis Pérez, que son los vigilantes de la Reserva Natural dels Fons Marins del Cap de Sant Antoni, tienen muchas horas de mar, pero el Mediterráneo todavía les reservó el pasado 14 de septiembre una sorpresa. Alrededor de las 11 horas, avistaron dos ballenas jorobadas o de Yubarta que nadaban rumbo al sur. Llegaron a aproximarse a 50 metros. "Fue algo indescriptible", relata Martínez.

Observar a estas ballenas en el Mediterráneo es algo insólito, ya que rara vez se adentran en este mar. De hecho, hasta 2008 sólo se habían documentado 13 avistamientos de ballenas jorobadas (Megaptera novaeangliae), concretamente, en Grecia, Italia, Francia, Túnez y en España. Estos últimos se produjeron al norte de Mallorca, en Cataluña y en el Estrecho de Gibraltar.

Pero ahora se han efectuado en unos días tres avistamientos que podrían estar relacionados. El 27 de agosto, el grupo de investigación Cetus vio un ejemplar en aguas de la Toscana (Italia). El 11 de septiembre, una embarcación de la Xarxa de Col.laboradors de Custòdia Marina de Submon informó de otro avistamiento de ballena jorobada frente a Torredembarra (Tarragona). Y el 14 de septiembre los técnicos de vigilancia de la Reserva Marina del Cap de Sant Antoni descubrieron a dos ballenas de esta especie. Las siguieron desde el Cap de Sant Antoni hasta el Cap de Sant Martí, en aguas de Xàbia. La ballena más grande tenía unos 19 metros. Ambas nadaban a unos 900 metros de distancia de la costa. Una de ellas llegó a realizar tres acrobáticos saltos.

El investigador del Instituto de Ecología Litoral Juan Guillén confirma que es "excepcional" la presencia de ballenas jorobadas en el Mediterráneo y en las costas de la Marina Alta. No obstante, apunta que sí se considera "relativamente normal" avistar rorcuales comunes (Balaenoptera physalus). Estos grandes cetáceos, en su migración al mar de Liguria, que está declarado Santuario de Ballenas y Delfines, o hacia el Estrecho de Gibraltar, se acercan a las costas del Mediterráneo occidental. Guillén hace un símil muy gráfico: "Los rorcuales pasan por el Canal d'Eivissa (entre esta isla y el Cap de Sant Antoni) que es una especie de autopista de cetáceos". Este investigador y biólogo acepta que este verano se han producido más avistamientos en la costa de la Marina Alta. De hecho, en la reserva marina, entre el 30 de junio y el 15 de septiembre, se han documentado cinco avistamientos de dos o tres rorcuales. "Puede que se aproximen tanto a la costa por las corrientes o los vientos o incluso porque se despistan ya que en esta zona hay un intenso tráfico marítimo", especula Guillén.

Sin embargo, los pescadores de Dénia y Xàbia esbozan otra hipótesis. Amadeu Ros, que es patrón del pesquero Cap Prim Segon y un gran conocedor de todo lo relacionado con la cultura marinera, explica que en el Cap de Sant Antoni y, en general, en el litoral de acantilados de Xàbia hay "mar fondal", es decir, mucha profundidad. En esta abrupta costa, enseguida se alcanzan los 20 y 30 metros de profundidad y de ahí que las ballenas, según Amadeu Ros, busquen estas aguas porque se sienten más protegidas.

Además, la reserva marina del Cap de Sant Antoni, que comparten Dénia y Xàbia y forma parte del parque del Montgó, tiene una gran riqueza natural. Últimamente, se han localizado bancos de pez azul tras los que podrían haber llegado las ballenas.

"Es cierto que ahora se ven más cetáceos y todos comen", indica Amadeu Ros, en alusión a que el Mediterráneo es un mar vivo y con gran biodiversidad. "Pero no podemos bajar la guardia", advierte el patrón del Cap Prim Segon.