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Rafael Sanus Abad nació en Alcoi el 29 de agosto de 1931, en el seno de una familia que, en la actualidad, es de una de las más conocidas de la ciudad. Hijo de un capitán «contrabandista», es hermano de Enrique Luis Sanus, presidente de honor de la Asociación de San Jorge, y de Luis Sanus, distribuidor de lotería, fallecido hace unos años. También es tío del actual concejal de Hacienda y primer teniente de alcalde, Rafael Sanus (PP), y primo hermano de José Sanus, ex alcalde por el PSPV.

Fue un joven como otro cualquiera, que inició sus estudios de bachillerato en el Instituto, donde compartió pupitres con el desaparecido ingeniero Roberto García Payá, Antonio Revert o Marita Bardisa, que llegaría a superiora de la congregación de las Carmelitas en Cartagena. «Eran los lumbreras de la clase, Roberto, Marita y él; no sacaban más que dieces en todo. Quizá García Payá sabía más matemáticas, pero Rafael era el número 1 en latín, y Marita no se quedaba atrás en nada», recordaba ayer Antonio Revert.

José Bellvert, por su parte, explicó que un año, a la vuelta del verano, llegaron a los salesianos y el padre Don Domingo les contó que Rafael Sanus había tenido un percance y le habían amputado un brazo. «Nos pidió que fuésemos prudentes en su trato», explicó. El obispo había sido víctima de un accidente en Planes, donde veraneaba, al caer de un burro.

Sanus acabó brillantemente el bachillerato y marchó a Valencia a estudiar, empezando Derecho, junto con el propio Revert, y «sin pensamiento alguno de ser cura», algo que sobrevino después y provocó su marcha al seminario de Moncada. Toda su carrera la desarrolló en Valencia, pero su presencia en Alcoi era permanente. «En Fiestas, en la romería de la Virgen de los Lirios y en Navidad estaba siempre aquí», recordaba ayer su sobrino Rafael. «Como su padre había sido capitán, llevaba la fiesta en la sangre», apostilló Revert.

Por esto, su vinculación con la Asociación de San Jorge fue permanente. Nadie era capaz de atinar ayer cuántas bodas, comuniones o bautizos ofició por encargo en Alcoi. «A todo el mundo le decía que sí», relataron ayer tanto su sobrino Rafael como Revert y Bellvert.