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El fiscal pidió ayer 100 horas de trabajo en beneficio de la sociedad para cada uno de los seis jóvenes enjuiciados por acosar a un compañero de clase del colegio Mater Dei de Castelló. Además, el ministerio público solicitó una multa de hasta 30.000 euros, a pagar proporcionalmente entre los chicos, que ayer se sentaron en el banquillo del Juzgado de Menores.

Todos los integrantes del grupo son hoy mayores de edad, pero cuando supuestamente se produjeron los hechos tenían entre 14 y 15 años. Según la acusación pública, entre 2005 y 2008 los jóvenes sometieron a su compañero a diversas prácticas de acoso violento durante las horas de recreo y dentro de las aulas. En unas ocasiones, según el ministerio público, le insultaban, le "daban collejas en el cuello" o se burlaban de él por su baja estatura. La espiral de supuesta violencia culminó cuando el grupo decidió perseguir y acorralar al menor para colgarlo de un perchero mientras uno de los menores tomaba una fotografía con un teléfono móvil.

Sin embargo, los jóvenes acusados negaron los hechos, y algunos padres criticaron, antes de entrar a declarar ante el juez, la "desproporción" con la que el fiscal ha calificado los hechos. "Todos hemos tenido algún conflicto en el colegio en nuestra infancia y no nos han llevado a juicio por eso. Estas cosas deberían resolverse entre los padres, y si hay que darle un cachete a un niño pues se le da y ya está. Lo único que hay detrás de este caso es el intento de cobrar una indemnización", aseguró R.V., padre de uno de los jóvenes procesados.

Según el fiscal, los 6 alumnos del Mater Dei (o más concretamente, los ex alumnos, ya que en la actualidad ninguno sigue escolarizado en el centro) cometieron delitos contra la integridad moral, lesiones psíquicas, amenazas y una falta de injurias.

En un principio la víctima no contó a sus padres que estaba siendo sometido a un acoso escolar por parte de sus compañeros de clase, pero "finalmente se derrumbó cuando empezó a obtener calificaciones muy bajas y a mostrarse profundamente triste". La vejaciones, según fuentes judiciales, llevaron al menor a un estado de soledad y marginación dentro del propio colegio", y tuvo que ser sometido a tratamiento psicológico por las humillaciones que sufrió a manos de sus compañeros.