Angustias Cobo, una vecina de 68 años de Quart de Poblet que desde los 23 vive sin piernas, está disgustada. Y no sólo por que la Conselleria de Bienestar Social le haya rebajado el grado de dependencia (con la consiguiente pérdida de ayuda económica), sino porque, al valorar su estado, los técnicos estimaron que podía calzarse y ponerse de pie pese a que desde hace décadas le amputaron ambas piernas a la altura de las rodillas. Para la mujer, el dictamen del que se ha servido el Consell es "denigrante" y un "insulto al más puro sentido común". A su juicio, el único objetivo de Bienestar Social es "intentar suprimir la mensualidad" que recibía (416 euros) desde hace poco tiempo y que ya quiso arrebatarle hace exactamente un año.

En marzo de 2012 Angustias denunció en Levante-EMV el cambio de valoración hecho "de oficio" por la conselleria, que pretendía sustituir el grado 3 y nivel 1 que tenía reconocido (en 2001 se dictaminó que su minusvalía era del 75 %) por un grado 1 y nivel 1, que no contempla ayuda económica alguna. Y eso pese a que las circunstancias que motivaron su situación -la amputación de las piernas- no habían cambiado lo más mínimo.

"No tienen vergüenza -protestó en aquel momento la vecina de Quart de Poblet-. Dicen que estoy mejor para quitarme la pensión, cuando me la dieron por no tener piernas y, desde luego, puedo asegurarle a quien sea que no me han salido unas nuevas".

Todo lo contrario. Lejos de mejorar, Angustias Cobo se encuentra "cada vez peor" por el desgaste asociado a la edad y por una osteoporosis que la ha obligado a tener que implantarse una prótesis en el hombro izquierdo. "Antes me defendía mejor haciendo cosas con los brazos, pero ahora apenas puedo usarlos porque ya los tengo muy machacados", dice.

Contradicción entre los informes

Ponerse de pie o calzarse no es la única "curiosidad" que recoge el informe técnico en el que el Consell se apoya para reconsiderar a la baja la dependencia de la mujer (ahora le han reconocido un nivel 1 y grado 2). Y es que entre la valoración emitida en 2008 y la realizada "de oficio" a finales de 2011 existen notables diferencias.

Como en el bloque dedicado a evaluar las transferencias corporales (sentarse, tumbarse, transferirse mientras sentado o acostado) que, hace un lustro Angustias era incapaz de hacer por sí misma y, sin embargo y sin motivo aparente, hace dos años ya podía hacer sin ayuda alguna, según consta en las valoraciones emitidas por técnicos de Bienestar Social.

"Adoptar o abandonar la postura adecuada" para la micción, "lavarse el pelo" o efectuar "desplazamientos vinculados al autocuidado" son otras acciones para las que hace unos años la mujer "necesitaba ayuda" y que ahora han mejorado, según el Consell.