El mar no estaba ayer para ir jugando. Sin embargo, un bañista de nacionalidad belga de 41 años no quiso romper la costumbre de todos los días de darse un chapuzón en la cala del Baladrar de Benissa. Y a punto estuvo de no contarlo. Se lanzó al mar y ya no pudo volver a tierra por sus propios medios. Su esposa, en la orilla, avisó al 112. Tres policías de Benissa, el oficial Manuel Risueño y los agentes Sergio Aparici y Javier Rodríguez, llegaron justo a tiempo. El bañista, a más de 150 metros de la orilla, daba síntomas evidentes de no poder aguantar mucho más tiempo a flote. Los policías locales no se lo pensaron. El único plan posible para salvar al hombre era jugarse el tipo y lanzarse al mar. Los tres nadaron hasta el bañista desafiando el fuerte oleaje. Al poco llegaron otros dos agentes, Manolo Páez y Jorge Alemany, que les arrojaron un salvavidas atado a un cabo. Así los policías pudieron rescatar a este bañista cuando el mar ya se lo tragaba. La resaca era tan fuerte que resultaba imposible volver a tierra nadando.

El bañista presentaba síntomas de hipotermia, un corte en el brazo y una gran fatiga. Estuvo una media hora larga luchando contra las olas. Una ambulancia del SAMU lo trasladó al hospital comarcal de Dénia. Mientras, los agentes acudieron al centro de salud de Benissa; sus heridas no revestían gravedad.