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Los escolares del colegio Francesc Pons de Carcaixent celebraron ayer una auténtica fiesta de Navidad en la que la solidaridad recuperó su ancestral protagonismo. La asociación de madres y padres (AMPA) decidió renunciar al regalo que los Reyes Magos repartían a cada alumno para combatir la desnutrición infantil que atenaza al Tercer Mundo. "Nuestros hijos reciben así una buena lección de valores y convivencia", anunciaron ayer los impulsores de la iniciativa.

Como cada 22 de diciembre, coincidiendo con el soniquete de la lotería, los niños fueron agasajados con la tradicional chocolatada, pero la no menos típica visita vespertina de los Reyes Magos presentó este año variaciones bien significativas. "Como novedad, en lugar de que nuestros hijos recibieran un regalo de los reyes, han sido ellos quienes han tenido un detalle con Melchor, Gaspar y Baltasar", precisan los dirigentes del AMPA.

La renuncia de los escolares a un regalo que para ellos podría ser insignificante ha permitido multiplicar por cuatro los efectos del dinero, de modo que 1.410 niños de países en subdesarrollo tendrán acceso a las raciones de alimento terapéutico gestionadas por Médicos sin Fronteras. "La idea servirá para que alumnos y padres reflexionen porque, seguramente, estarán ante el mejor regalo que ningún rey mago ha repartido nunca en la escuela".